Helados se han debido de quedar estos pescadores que pillaron al león marino con las manos en la masa. Y no sólo por el clima del escenario del robo, algún lugar perdido en medio de la Rusia más congelada, sino porque ver a un león marino de 3 metros puesto de pie tiene que ser impresionante. La escena es invernal, pero idílica. Una mañana soleada, los leones marinos salen del agua para disfrutar del sol en el pavimento, completamente helado. Pero no son tontos los leones. Saben bien de la importancia estratégica de su puesto de baño solar. Están en el puerto en el mismo momento en el que los pescadores descargan el pescado que acaban de atrapar. Y si alguien ha pensado que los camiones donde se descargan son demasiado grandes como para que los leones puedan alcanzar, desde luego se equivoca. No hay obstáculos para estos leones hambrientos. El león no duda en ponerse de pie (sí, resulta que se pueden poner de pie) hasta asomarse ahí donde su manjar está siendo servido, listo para comer. ¡Que aproveche!